Preguntas más frecuentes

Emprender una psicoterapia es un proceso difícil que suele plantear muchas preguntas. Esta página está aquí para responderlas lo mejor posible.

¿Alguna otra pregunta? No dude en ponerse en contacto conmigo.

La primera entrevista

La primera entrevista es, ante todo, una reunión. Antes de iniciar la terapia, el cliente comprueba si se siente cómodo y confiado con el terapeuta y su enfoque.

El cliente presenta su problema al terapeuta, que evalúa si puede ayudarle.

El cliente puede hacer preguntas sobre los métodos terapéuticos utilizados por el terapeuta y sobre su formación.

Para que el trabajo terapéutico tenga lugar, debe existir una buena conexión psicólogo/cliente.

A veces es necesario conocer a varios psiquiatras antes de encontrar al que nos conviene.

¿Durará mucho la terapia?

Esta pregunta, formulada con frecuencia, implica que el psiquiatra tiene el poder de resolver el problema del paciente. “Señora o señor psiquiatra, le traigo mi problema. ¿Cuánto tardarás en liberarme? ¡Quiero ser libre cuanto antes! El psiquiatra no es médico. No trata a la persona con medicamentos. No es mecánico. No arregla a una persona psicológicamente enferma como arregla un coche. No tiene el poder de liberar a una persona de sus demonios interiores.

Es la propia persona el motor de su evolución, el motor de su propia liberación. También es la persona la que, paso a paso, traza el camino que le conviene. El psiquiatra está ahí para acompañar a la persona lo mejor que pueda y favorecer su evolución. El terapeuta se adapta a la petición. Intenta determinar con su cliente lo que necesita y la ayuda que más probablemente le corresponda.

En primer lugar, la persona debe tener una buena relación, sentirse en confianza con él y con su enfoque. A continuación, el cliente y el terapeuta evalúan juntos y con regularidad el trabajo que realizan juntos. Algunas terapias duran unas pocas sesiones, incluso una sesión. Otros duran varios años. Todo depende de las necesidades de la persona, su apego al terapeuta y su inversión en la terapia. En todo trabajo emocional hay una parte imponderable. No se puede decir de antemano y con certeza cómo se producirá la evolución.

¿Es necesario volver al pasado para mejorar?

“Si quieres saber adónde vas, primero mira de qué huyes!” Alejandro Jodorowsky (terapeuta y artista)

En psicoterapia, no hay una receta que pueda aplicarse a todo el mundo. Algunas personas necesitan “desahogarse”, hablar de sus heridas infantiles durante mucho tiempo. Otros, en cambio, se resisten a hablar de un pasado que quieren olvidar. Otros sólo hablarán de las dificultades actuales… Cada persona tiene su propio camino terapéutico. En muchos enfoques terapéuticos y en el enfoque humanista rogeriano que yo practico, es el paciente quien decide de qué está hablando. Son ellos quienes tienen las “llaves” de su bienestar.

Dicho esto, nos guste o no, nuestra educación, nuestra herencia familiar, la forma en que nos han querido y considerado nos han moldeado. Si no podemos ignorar nuestro pasado, siempre podemos trabajar sobre él (y no necesariamente hablando de él una y otra vez: las experiencias del presente cambian al niño que llevamos dentro). Desde luego, no somos seres determinados enteramente por la infancia. También nos define lo que hacemos con nuestros legados y cómo afrontamos nuestro presente.

¿Cómo evitar dar vueltas en círculo en psicoterapia?

Algunas personas temen que al embarcarse en una terapia estarán “dando vueltas en círculo” durante años, que estarán “mirándose el ombligo cuando hay mucho más sufrimiento que el suyo”, que estarán “dándose demasiadas vueltas a sí mismas”, que caerán en una dependencia estéril, que se estancarán, que se empantanarán… En resumen, en lugar de ayudarles, la psicoterapia les hundirá. En cualquier psicoterapia hay trampas muy reales. Uno puede, por ejemplo, quedarse en un nivel demasiado superficial o intelectual, protegerse evitando hablar de lo que le duele demasiado, o esperar del psicoterapeuta más de lo que puede dar… A veces, dar vueltas en círculo forma parte de la terapia. Volver al mismo camino puede ser tranquilizador. Para seguir avanzando, es importante evaluar periódicamente el trabajo y la relación terapéutica con el psicoterapeuta. Trabajen juntos suavemente en los bloqueos emocionales.

¿Ayuda realmente la psicoterapia?

No existe una respuesta general a esta pregunta. El hecho de ser acogido sin ser juzgado, de tener la oportunidad de exponer lo que se piensa, de poder expresarse libremente, de dar un paso atrás, de experimentar con técnicas terapéuticas (técnicas de gestión del estrés, hipnosis, terapias cognitivas, terapia de realidad virtual) ayuda a muchas personas. Dicho esto, la psicoterapia no es para todo el mundo. Y no se puede predecir su evolución. Muchos factores influyen en su resultado: la relación psicólogo-paciente, la experiencia y la opción terapéutica del terapeuta, la inversión del paciente… Generalmente, durante la primera consulta, el psicólogo analiza la demanda del cliente para comprobar si puede satisfacerla. Como subraya el código deontológico de la profesión, el terapeuta tiene una obligación de medios y no de resultados. Utiliza los medios de que dispone para ayudar a su cliente (sus técnicas terapéuticas, pero también y sobre todo su saber hacer).

¿Qué psicólogo elegir?

Déjate guiar por tu intuición. Es esencial sentirse seguro y tener una buena relación con el psicólogo que elija. La Comisión Belga de Psicólogos enumera a todos los psicólogos belgas oficiales que se rigen por un código deontológico y unas normas profesionales específicas. Muchas personas se autoproclaman terapeutas y ejercen sin estar suficientemente formadas o supervisadas. No dude en preguntar por los títulos y la formación de su psicólogo.

¿Qué terapia elegir?

Existen muchos métodos psicoterapéuticos diferentes. Actualmente, en psicoterapia existen cuatro grandes corrientes oficiales: la escuela de psicoterapia sistémica, la escuela de psicoterapia dinámica, la escuela de psicoterapia cognitivo-conductual y la escuela de psicoterapia humanista. Isabelle Taubes, de la revista “Psychologies Magazine”, ha escrito un interesante artículo sobre los numerosos métodos psicoterapéuticos existentes.

¿Existe riesgo de adicción al psiquiatra?

La psicoterapia no implica necesariamente dependencia del terapeuta. Si se desarrolla, se puede trabajar en ello. La dependencia puede ser transitoria, por ejemplo concomitante a un periodo difícil de la vida. No se pretende mantenerlo. El psicoterapeuta no es un amigo y nunca formará parte de la vida privada del cliente, aunque a veces le confíe cosas muy íntimas que no cuenta a nadie más. No es lo mismo hablar con un psiquiatra que con un amigo. El psiquiatra está formado en escucha terapéutica. Aunque difiere según la escuela, esta escucha es benévola, sin prejuicios, centrada en la persona, sus emociones, el sentido que da a los acontecimientos. Ser escuchado de este modo permite escucharse y comprenderse mejor a uno mismo, desarrollar la confianza en uno mismo y la congruencia hacia uno mismo.

¿Y si el psiquiatra no dice nada? ¿Qué sentido tiene hablar con una pared?

Antes de su primera cita, muchas personas temen encontrarse con un psiquiatra que no les diga nada y se limite a mirarles y decir “hmm” “hmm”. A menudo la gente se pregunta qué sentido tiene “hablar con una pared”. Hoy en día, la mayoría de los psiquiatras hablan durante las sesiones. En la terapia rogeriana, el terapeuta está presente e implicado. Acoger a la gente es esencial. El objetivo es establecer una relación cálida con ellos, mostrarles estima, comprensión y consideración. Aunque en la terapia rogeriana el terapeuta está presente y a menudo interviene verbalmente, a veces hay momentos de silencio inevitables en la terapia. Estos silencios pueden parecer (incluso al terapeuta) terribles, una fuente de malestar. Sin embargo, ofrecen grandes posibilidades de exploración. ¿Qué encontramos tras ellas? ¿Un malestar? ¿Una vergüenza? ¿Una emoción paralizante? ¿Una resistencia? … Explorar estos silencios es una manera de conocerse mejor y de comprender mejor lo que está en juego en la relación.

¿Y si el psiquiatra me juzga?

Un psiquiatra está formado para comprender, no para juzgar. Por supuesto, sigue siendo un ser humano. Como cualquier ser humano, no puede evitar emitir juicios. Sin embargo, trabaja con su empatía. Busca ante todo comprender las motivaciones y emociones de su cliente. Sin comprensión y empatía, no puede hacer un buen trabajo. Si se siente juzgado por su terapeuta, no dude en hablarlo con él. Puede sufrir una tendencia a sentirse juzgado y criticado rápidamente. En este caso, el terapeuta puede ayudarle a identificar y tratar esta tendencia. También es posible que el terapeuta te haya juzgado realmente. O puede que te hayas topado con un psiquiatra autoritario que impone su visión de las cosas como la correcta. En este caso, no dudes en cambiar.

Psicoterapia y coaching, ¿cuál es la diferencia?

El coaching y la psicoterapia son muy diferentes. El coaching pretende ayudar a una persona o a un grupo a alcanzar un objetivo (personal o profesional), a desarrollar su potencial, a tener éxito. Sus métodos son pragmáticos, basados en la acción. Antes de emprender el coaching, es importante tener suficiente equilibrio psicológico. El sufrimiento psicológico (depresión, ansiedad, falta de autoestima, traumas…) no se resuelve con un esfuerzo de voluntad y poniendo en marcha toda una serie de acciones. En primer lugar, es necesario trabajar las emociones (ser capaz de expresar y reconocer los propios sentimientos, ser escuchado, reconocer y trabajar los propios esquemas mentales…). La psicoterapia pretende ayudar a la persona a liberarse del sufrimiento psicológico. Existen cientos de métodos psicoterapéuticos, pero en general hay cuatro grandes tendencias:

  • terapias sistémicas
  • terapias de inspiración psicoanalítica
  • terapias cognitivo-conductuales
  • terapias humanistas.

Estos métodos psicoterapéuticos son muy diferentes entre sí.

Las terapias cognitivo-conductuales son terapias pragmáticas, orientadas a la acción y de corta duración. Se pide a los pacientes que realicen tareas terapéuticas durante la terapia. Este método se centra en las dificultades del presente. El objetivo es ayudar a la persona a liberarse de los síntomas molestos, de un problema psicológico bien definido.

Las terapias sistémicas pretenden ayudar a la persona centrándose en el aspecto relacional y sistémico de su problema. Se analiza la forma en que la persona interactúa con los miembros de su familia y cómo el grupo influye a su vez en ella. En estas terapias se trabaja mucho la comunicación. El objetivo es ayudar a la persona a salir de los juegos relacionales problemáticos impuestos por la cultura familiar.

Las terapias psicoanalíticas utilizan la palabra como medio terapéutico. Es hablando de la propia historia, de los propios sentimientos y reviviendo emociones infantiles enterradas como la persona puede remontar el vuelo. Las terapias de inspiración psicoanalítica se centran principalmente en el pasado, en la historia única de la persona. Su objetivo es comprender mejor el yo y el inconsciente.

Las terapias humanistas pretenden ayudar a la persona a ser quien es en profundidad, a asumirse y apreciarse. La consideración acogedora, sin prejuicios e incondicionalmente positiva del terapeuta les ayuda a encontrar sus recursos, su camino único, su autoestima y su confianza en sí mismos.